Joaquín José Martínez Sánchez @joaquineku
Proyecto @naturautas
De la mano de Sonia he cumplido un sueño: participar en la comunidad del Bosque Habitado. No ha hecho falta vender el alma, no, sino compartirla como compost de la regeneración planetaria. Entiendo que a eso se refería la parábola cristiana-sufí de la semilla que cae al suelo y muere, en vez de sostener las pirámides de sacrificio.
Me ha encantado que me incluyeran en un programa dedicado al sufismo, a la memoria de los árboles y a los cuentos de Ignacio Abella, que narran experiencias de comunión con los seres vivos: cuidar, caminar, contemplar, participar, emboscarse.
Los momentos de regeneración planetaria han comenzado por una emboscadura y han terminado por descolonizar los territorios devorados por los imperios. Lo ha hecho el Pueblo de la Lluvia, Ñuu Savi, durante treinta años, desde que los conocí y me hicieron parte de su memoria eterna, frente a las empresas madereras, las transnacionales mineras y el narcopoder. Cada persona puede recuperar el dominio de su vida y arrebatárselo a los devoradores de planetas.
Es lo que enseño a mi alumnado con mis proyectos narrativos: Cuentaverdades, como centenares de docentes en Teachers For Future. ¡Gracias a Sonia y a María José por airearlos!
Un guion que sale de otra manera
Así es nuestra vida y el texto que compusimos entre Sonia Gallego López y yo para la entrevista con María José Parejo Guzmán, en la sección dedicada a la gente de Teachers For Future… pero luego la hemos vivido de otra manera. Comparto el guion por los enlaces a recursos que cualquier docente puede reutilizar.
No obstante, el original ya no es ese sino el programa creado por el Bosque Habitado. Un millón de gracias al trabajo de edición de María José y su equipo, porque ha hecho auténtica magia para que cupiera todo; ha añadido la lectura del poema de Juan Ramón Jiménez, “Distinto“, con la voz del escritor Raúl Alcanduerca / Raúl de Tapia, y una ambientación sonora impresionante.
Bienvenido Joaquín…
Hola, Sonia y María José. Saludos cordiales a la tribu del bosque, como os habéis presentado muchas veces, la última en conversación con Stefano Mancurso. Yo también me siento parte desde hace unos cuantos años. Me habéis dado muchas referencias que leer, escuchar, ver y andar.
Joaquín es el creador de un magnífico proyecto: Naturautas
¿Sabes? Me encanta descubrir palabras e incluso inventarlas. No sé si recuerdas el momento exacto en el que surgió este concepto tan curioso…
El curso pasado me encomendaron la asignatura del Ámbito Social y Lingüístico en 1.º ESO del IES Ítaca de Tomares, Sevilla. Sentí que era una oportunidad para educar al alumnado en la relación con la naturaleza desde el origen de la especie humana, la formación de los paisajes naturales y humanizados en el Estuario del Guadalquivir y sus propias experiencias personales.
Mi concepto del ser humano como naturauta surgió desde cuando era niño y leí por primera vez la Odisea de Homero. Dedicaba muchas tardes a recorrer el entorno natural de la Sierra de Fontcalent en mi tierra natal leyendo los signos de la naturaleza. Hace siglos que dejó de haber bosque por la explotación desmedida de la madera en la minería, los astilleros y la construcción durante tres mil años. Por entonces, hace 40, aún quedaba matorral estepario, algarrobos, almendros y algún pino centenario. Había estratos visibles que informaban de antiguos plegamientos, muchos fósiles del cuaternario y animales de un ecosistema árido, como lagartos y una enorme variedad de pájaros, que la gente encerraba en jaulas, si no se los comía directamente, para nuestro escándalo infantil. Más tarde supe que comerse los pájaros no es signo de salvajismo, sino de hambre. Durante décadas, en el Levante español el extractivismo ha hecho desaparecer incluso los cerros desmontados y convertidos en cemento para las inmobiliarias. Solo me queda la memoria como una huella del paisaje destruído o del paraíso perdido. Literalmente, el paraíso de la infancia.
“Naturautas” se relaciona también con la escucha de otro programa de radio que hacía literatura con la naturaleza: La Aventura de la Vida, de Félix Rodríguez de la Fuente. Recuerdo las tardes en que habló del origen de la especie humana caminando por Olduvai. Aunque fuera un paisaje muy distinto, a mí me recordaba el entorno semiestepario por el que sendereaba cada semana.
Esa sed infantil de contacto con la naturaleza me ha llevado a buscar y recibir otras huellas: desde el desierto del Sahara en Argelia, que sentí como una amenaza sobre nuestro Mediterráneo, hasta la Sierra Madre del Sur en México, donde llueve mucho o muchísimo durante cuatro meses (antes eran seis u ocho, pero ha ido disminuyendo a causa del cambio climático). En ese territorio el ser más sagrado es precisamente la Lluvia, que gobierna el orden cósmico y la vida de los seres humanos.
A mis hijos y a mi alumnado les descubro que todas somos naturautas. Se habla de la huella que dejamos como consumidores, pero para el futuro de nuestra especie es también importante o quizá más la huella ecológica que nos dejan los ecosistemas y paisajes con que hemos convivido.
Las y los profesionales de la biología pueden describir científicamente centenares de ecosistemas. Pero cualquier humano puede crecer en la empatía hacia los seres vivos a través de la estética, la literatura, las artes, los medios audiovisuales (como en mi propia niñez) y ahora los videojuegos.
Así que me dediqué a ordenar todos los recursos digitales útiles en una página web con el título Naturautas y a programar el viaje virtual con mi alumnado a través de nuestro entorno más cercano, con el objetivo de que primero fueran exploradoras y luego se pudieran convertir en guías.
Destaco los muchos recursos que nos proporciona a los educadores el Museo de la Evolución Humana y la Fundación Atapuerca, por el empleo correlativo de las ciencias naturales y sociales en sus explicaciones sobre los paisajes de nuestros ancestros.
Por mi parte, me he dedicado a organizar para mi alumnado la Historia ecológica del Estuario del Guadalquivir. ¿Cuál fue el origen de los paisajes actuales en el Suroeste peninsular?: desde el Neolítico, se formó la dehesa por la acción humana combinada con animales semidomésticos, cerdos, reses y caballos. Desde la colonización de los fenicios y, sobre todo, el Imperio romano, se sustituyó el bosque mediterráneo de quercus, que puede verse aún en el Alemteio portugués y en las sierras de Aracena o de Ronda, por el paisaje domesticado y seco del olivar. Hace muy poco Javier Peña de Hope nos animaba a dejar que los olivares se cubran de hierba… Ojalá ocurra.
El Estuario es una ventana privilegiada a la Historia de nuestra especie y a las consecuencias del Antropoceno. La degradación de los ecosistemas como consecuencia del extractivismo se percibe claramente en la cuenca del Río Tinto y en el paisaje marciano de las Minas. El afluente del río Guadiamar que se conoce como río Agrio ha sufrido la contaminación minera desde la cultura de Tarteso y la explotación romana y ha dado lugar a una fauna y flora adaptada a ese entorno. Sin embargo, el desastre de Aznalcóllar (del que se conmemoran 25 años en 2023) nos ha avisado de que la amenaza de destrucción no se cierne solamente sobre el parque de Doñana, sino sobre toda forma de vida en el Estuario, incluida la vida humana. El ecocidio es un suicidio colectivo que debemos evitar a toda costa.
Ser naturautas significa que no podemos sobrevivir sin contexto natural, somos criaturas de la Madre Naturaleza: existimos, vivimos y nos movemos en ella. Las ciudades nos engañan, el cemento y el asfalto son más falsos que un chroma en un estudio de TV.
El proyecto en sí se ha desarrollado, por decirlo de alguna manera, en dos temporadas: la primera centrada en la literatura de naturaleza y sus géneros.
Cuéntanos un poquito cómo lo desarrollaste…
En el IES Ítaca, al mismo tiempo que estudiamos la Historia ecológica, nos dedicamos a organizar un club de lectura semanal en el que compartimos lecturas de literatura de naturaleza, relacionadas con la Prehistoria, extraídas de los orígenes de la escritura, como la armonía del Tao o los himnos poderosos y enajenados de Engeduana a Inanna, reina y sacerdotisa de la ciudad de Ur, la anajoresis o huida al desierto de los esclavos que se narra en el Éxodo. Así descubrimos que la llamada a retornar a la naturaleza es tan antigua como las ciudades y sus civilizaciones: volver al monte como pastores es lo que recomendaban Virgilio, Luisa Sigea, Juan de la Cruz o Cervantes, antes que llegaran las escritoras y autores anglosajones del Nature Writing.
Nuestro primer referente fue el premio Nobel Juan Ramón Jiménez y su poema Distintos. Nos repartimos en grupos cooperativos por ecosistemas en los cinco continentes para que cada persona eligiera un avatar animal con el que se sintiera identificada. Lo convertimos en un podcast y un juego de adivinanzas. Más adelante hicimos lo mismo con sus respectivos avatares vegetales y con personajes de la mitología griega asociados a un territorio de Pangea.
Paso a paso, comenzamos a crear un Diario naturalista en forma de blog: nuestro Diario naturauta, de la mano de Gerard o Gerry Durrell en Mi familia y otros animales. Cada semana o quincena propusimos la lectura de un libro y el guion de una tarea de escritura creativa en el mismo género:
- el relato naturalista de nuestras salidas a la Sierra de Aracena o a la ribera del Guadalquivir
- una fantasía ecologista inspirada por la novela El nombre del mundo es Bosque de la grandísima Ursula K Le Guin y nuestra querida Laura Gallego en Las hijas de Tara
- Carta a tu bisnieta Nova, con motivo de la COP26 y el modelo de Jostein Gaarder en la novela La Tierra de Ana.
Y así hasta 15 propuestas que podéis encontrar en la página web de TFFS, en la entrada “Naturautas, leer y escribir la naturaleza”.
Con mis peques surge muy a menudo, y además de repente, hablar sobre naturaleza. Así que el otro día charlando sobre qué tipos de árboles conocían me quedé asombrada pues había niños que conocían por ejemplo la existencia del roble gracias a un videojuego…
He de confesar que además de provocarme sentimientos encontrados al escuchar algo así, en cuanto a videojuegos soy una auténtica analfabeta por eso me llamó mucho la atención tu segundo enfoque de Naturautas: el uso de los videojuegos como herramienta de iniciación a los grandes temas de la educación ecosocial y feminista. ¿Podrías concretarnos cómo lo trabajas? Tomo buena nota.
El IES Diamantino García Acosta es un centro de difícil desempeño en uno de los barrios más pobres y multiculturales de Sevilla y de España: el distrito de Cerro-Amate. Hemos creado una biblioteca o videoludoteca con más de veinte juegos que tocan todas las materias del currículo escolar. En concreto, los videojuegos de naturaleza abarcan una amplia variedad de géneros, como podéis comprobar leyendo nuestro recurso en la página de TFFS: exploración, aventura gráfica, aventura por platafomas, walking simulator o simulador andante, mundo abierto, simulador de vida en un entorno natural, supervivencia, drama interactivo, estrategia (cómo salvar el planeta), simuladores sociales (cómo salvar la civilización), biodomos, sandbox (literalmente, cajas de arena para construir el universo), simuladores de la evolución natural, un simulador cósmico: una especie de planetario muy versátil, o un juego inclasificable llamado Everything, traducible por “Todo, todos los seres”, que reflexiona sobre la armonía del universo con textos del filósofo ecologista Alan Watts, desde las partículas elementales, pasando por las formas geológicas y las formas de vida, hasta los cúmulos de galaxias. Aunque parezca raro, el juego fue nominado al Óscar por el cortometraje animado de su gameplay oficial. Recordad:
Durante este año he usado videojuegos para enseñar Historia, como es lógico. He convertido varios videojuegos de naturaleza en un medio para practicar la lectura y la escritura con un pequeño grupo de refuerzo: “Lengua Transversal“. Empezamos por el juego Alba: una aventura mediterránea, dirigido por un español, aunque de distribución internacional. Su protagonista es una niña de rasgos inmigrantes que no puede hablar, solo actuar. Así pues, un personaje inclusivo de muchas diferencias. Alba viaja para encontrarse con sus abuelos en un pueblecito de la costa mediterránea, al lado de una reserva natural: un humedal amenazado por los malos negocios de una inmobiliaria conchabada con el alcalde. Pues bien, a partir de esa situación inicial podéis imaginaros que las mecánicas y las dinámicas del juego consistan en todo lo que hace, siente o piensa una persona comprometida con el estudio, el cuidado y la defensa social y política del medio ambiente. Alba es una activista ecosocial que maneja una aplicación para identificar especies en su teléfono móvil.
Hemos jugado a Stray, una aventura gráfica de ambientación postapocalíptica, que denuncia las consecuencias de crear ciudades a espaldas de los ecosistemas. La historia está protagonizada por un gato que lucha por volver a la naturaleza abierta.
Ahora estamos jugando a un drama interactivo que reúne la temática social con los temas ambientales: se titula Life is Strange: True Colors, referido a los colores de la naturaleza. Alex Chen es una niña de familia inmigrante, criada en un centro de menores, que se reencuentra con su hermano mayor en un idílico pueblo de montaña, Haven Springs. Pero el pueblo está poseído por un monstruo: una compañía minera. ¿Os suena de algo?
Vamos a terminar el curso dedicándonos a practicar el comentario crítico de videojuegos, que convoca a millones de jóvenes en medios sociales: Youtube o Twitch, sobre un videojuego de naturaleza a elegir por cada aprendiz.
Y ese es el funcionamiento… pero bien sabemos los profes que un mismo proyecto no tienen los mismos resultados en un centro y en otro, siempre es diferente. Cuéntanos porqué para ti desarrollar este supuso todo un reto , ¿a qué te enfrentaste y qué crees que lograste?
La experiencia en el IES Ítaca, un centro público de clase media alta, fue maravillosa. Su proyecto educativo está pensado para que no haya repetidores, salvo casos excepcionales. Tenía 31 niñas y niños con una profesora de apoyo, Lola Pineda, con quien compartí penas y alegrías. Trabajaba en coordinación con el Ámbito Científico y Tecnológico de Soledad Granados. Al acabar el curso mi alumnado había vivido una especie de campamento de boy scouts de temática naturalista durante todo un curso.
El IES Diamantino es la otra cara de la moneda. El equipo directivo está entregado a la causa, colaboramos con decenas de organizaciones sociales. En mi clase, dado que el centro no es una comunidad de aprendizaje, he tenido que fabricarla con mis propios medios: una red de voluntariado extraída de la Universidad de Sevilla y el Ateneo de Mairena, con compañeras jubiladas. Solo así es posible el milagro.
Cualquier educadora que trabaje en los barrios de menor renta en nuestras ciudades sabe que los videojuegos forman parte del acervo cultural de niños y adolescentes varones desde Primaria. El ambiente opresivo de los paisajes urbanos de cemento y asfalto sin zonas verdes y en constante degradación genera un estrés canalizado a través de la evasión virtual. A esa causa se suma que en los centros de difícil desempeño se genera un enorme caudal de frustraciones diarias. En mi tutoría de 1.º ESO tengo 24 personas, 18 de ellos varones, de los cuales 9 repiten 1.º y 7 han repetido en Primaria. Otros cinco arrastran materias suspensas de 6.º. Ahora mismo, mi materia la han aprobado 18, pero 16 de ellos volverían a repetir por las demás asignaturas. Los videojuegos se convierten en un escenario donde recuperar la autoestima y socializar, sobre todo los juegos masivos en línea, en su mayoría “Free to Play”, presuntamente gratuitos aunque sujetos a recargos de todo tipo. Son una trampa, qué duda cabe: una máquina adictiva de competición, guerra y actitudes machistas, que absorbe su inteligencia y sus energías, cierto, pero les devuelve placer y reconocimiento social, mezclado con un frenesí constante.
¿Qué les proponemos como alternativa?
Para empezar, usamos los videojuegos como anzuelo contra el absentismo y en un espacio alternativo para la educación ecosocial. No sirve cualquier cosa: los videojuegos de naturaleza tienen una dimensión terapéutica. Ofrecen calma y sirven de puente para el encuentro con los demás seres vivos. Se combinan con las salidas reales que programan mis compañeras de Biología, Julia Cáceres y Ángel Carrique: a la Cañada de los Pájaros y el entorno del Parque de Doñana, al río Guadalquivir… Hermoso, pero van muy pocos. Son niñas y niños encerrados en su barrio, en un territorio de exclusión, que luchamos por resignificar como territorio de inclusión. En eso colaboro con mis amadas compañeras y colegas de Teachers For Future, como también el Colectivo DIME: Docentes por la Mejora y la Inclusión Educativa “en los márgenes”.
Otra herramienta que me llamó poderosamente la atención de entre tus propuestas es la autobiografía naturauta, y como sabemos que el ejemplo es la más poderosa de las enseñanzas, propones que cada docente elabore la suya, o igual en cuanto te escuchen los oyentes del Bosque despiertas en ellos el impulso para realizarla, ¿imaginas?
¿Cómo funciona y cuál es la tuya?
La biografía es solamente una de las tres propuestas que hice en el taller Naturautas de nuestra última Jornada de Cultura Ecosocial. Puede consultarse y reutilizarse en nuestro blog:
De hecho, volveré a hacer el taller entero, con una hora y media por delante, en el próximo encuentro de Aulablog, una red estatal de docentes enamoradas de la educación, en el hermoso pueblo de Coca, Segovia, el sábado 8 de julio.
La biografía naturauta (1) se propuso junto a otras dos: una actividad de escritura creativa en grupo (2). Había que crear cooperativamente un poema con base musical o rítmica, en un género de la Lírica (oda o himno, anacreóntica, elegía, rap, etc.), que se basara en la elección de una lectura de naturaleza en la que inspirarse, a modo de tótem o matria…
y 3) una tercera actividad consistente en elegir un avatar animal o vegetal con el que quieras enmascararte (y que no sea fácil deducir), describirlo de forma enigmática, y jugar a las adivinanzas.
Pero la biografía naturauta tiene su gracia. Ya he contado en parte la mía a lo largo de esta entrevista. Hay ecosistemas que nos han dejado una huella más profunda, que nos han nutrido el alma. Eso es lo que me pasó con el Ñuu Savi, que significa la Tierra y el Pueblo de la Lluvia. Todos los años hago referencia a ellas y ellos en mis clases. Primero estuve inmerso en la Sierra Madre del Sur de México aprendiendo el Tu’un Savi, literalmente “la lengua de la lluvia”, en medio de un bosque templado húmedo de ocotes, encinos y grandes helechos, poblado de mapaches y venados. Al principio estuve prácticamente mudo y a la escucha. Después de nueve meses, como un parto, tuve que hablar a la fuerza porque estaba en medio de una epidemia de cólera y debía entender los síntomas y dar pautas para la curación. Poco después ocurrió la revolución zapatista y prácticamente nos echaron del país. Mientras tanto me llevé el material recogido en trabajo de campo para crear una didáctica y volví otros tres años como educador social y cooperante, hasta que corría peligro mi vida al filo del año 2000. Después he creado una descripción científica de la lengua.
No es exagerado afirmar que la lengua de la lluvia es un idioma ecológico. Sus espacios mentales incluyen muchas características de su entorno, tanto en la categorización de sus determinantes y sustantivos como en los géneros gramaticales. En vez de dos géneros: masculino y femenino, y un género neutro, como en lenguas indoeuropeas, han creado un género para animales, frutos y estrellas; otro género para madera y roca y los artefactos de origen natural; el género masculino se refiere también a los líquidos, los ríos o la lluvia; el género femenino atañe igualmente a las ideas abstractas y los conceptos mentales; hay otro género para seres sagrados. Usan una persona inclusiva que se refiere a toda la humanidad, hablantes, oyentes y referentes. Además, los verbos designan de manera muy detallada y profunda las formas de experiencia y sentimiento en relación con los seres vivos. Quien tenga curiosidad o usar el recurso puede visitar la web: https://tuunsavi.weebly.com/
Desde hace casi diez años colaboro con la Universidad de Sevilla en el proyecto Ndatiaku Tu’un Savi, para revitalizar las lenguas amenazadas a través de los medios sociales, curar a las filólogas del etnocentrismo y comprender que la defensa de la diversidad lingüística y cultural es inseparable de la defensa de la biodiversidad.
Otro proyecto muy especial para ti es “Just One Planet”, que habla sobre la Cultura Ecosocial en el Barrio y lo desarrolláis con Acción contra el hambre, sorpréndenos…
Sí, gracias Sonia. Cada año se celebra en el IES Diamantino una semana de los proyectos que implica a todo el centro y distribuye a nuestros 250 estudiantes en 11 grupos internivelares, de 1.º a 4.º ESO.
Este año se dedicó a la temática propuesta por Ayuda en Acción: Just1Planet, con el objetivo de acercar la temática ecosocial a nuestro barrio y realizar un servicio a la comunidad educativa. Un auténtico programa de educación comunitaria.
Se presentaron once proyectos:
- Hidrógeno, la llama de la esperanza
- Movimiento Slow para un mundo sostenible
- Somos lo que consumimos
- Acciones para proteger el clima
- Un modelo de jardín vertical sostenible
- Una instalación artística contra la deforestación, que ha quedado para siempre en el Instituto
Con mi equipo estudiamos las evidencias del colapso energético que, finalmente, solo ha afectado a los barrios más pobres de España: cortes de luz en invierno y verano. No es una novedad: los cortes llevan produciéndose desde hace bastantes años. No se resuelven, sino que se arrojan como estigmas contra sus pobladores, acusando al conjunto por el hecho de que un pequeño porcentaje utilice el cultivo de marihuana como medio de subsistencia.
Investigamos las alternativas posibles y encontramos que podía servirnos la comunidad energética. Exploramos por medio de encuestas el grado de apoyo en el barrio. La mayoría de las respuestas procedían del propio alumnado y eran totalmente favorables. Hicimos un estudio técnico y solicitamos la instalación de placas solares en el tejado del Instituto para promover el cooperativismo energético en el barrio o, al menos, la instalación colectiva de paneles solares en las comunidades de vecinos. Nuestro modelo es la asociación Torreblanca Ilumina. No olvidemos que en Sevilla están siete de los 15 barrios con menor renta de España.
Sin embargo, la legislación actual no contempla un modelo de comunidad social energética, que cuente con el apoyo de una agencia pública de energía, municipal y autonómica, con el fin de facilitar la gestión y financiar la inversión en instalaciones fotovoltaicas. En España no tenemos una empresa pública de energía que pudiera realizar ese servicio a la clase trabajadora en precario.
Así pues, la transición energética privilegia los beneficios de las grandes empresas y el autoconsumo de una élite, pero deja en la estacada a los barrios que más lo necesitan.