El suelo es la piel viva de la Tierra, cubre el lecho rocoso subyacente y hace posible la vida en el planeta. Como el aire y el agua, el suelo forma parte del sistema que sustenta la vida.
El suelo proporciona nutrientes, agua y minerales para las plantas y los árboles, almacena carbono y es el hogar de miles de millones de insectos, pequeños animales, bacterias y muchos otros microorganismos.
Un recurso natural no renovable
Pero el suelo es un recurso natural NO RENOVABLE. Su pérdida no es recuperable en el marco de tiempo de una vida humana. Un centímetro de suelo puede tardar cientos de miles de años en formarse desde la roca madre pero este centímetro de suelo puede desaparecer en el plazo de un año a través de la erosión, las malas prácticas de la agricultura intensiva o la urbanización.
Suelo, biodiversidad y seguridad alimentaria
El suelo alberga el del 25% de la biodiversidad de nuestro planeta pero se estima que sólo conocemos el 1% de los microorganismos que viven en él. Y por si fuera poco para entender la importancia del suelo para la vida, otro dato : el 90% de los organismos vivos viven o pasan parte de su ciclo de vida en los suelos .
Además los organismos del suelo pueden descomponer ciertos contaminantes, por ejemplos, se ha descubierto que los bichos bola o cochinillas tienen la capacidad de eliminar los metales pesados del suelo y proteger así las aguas subterráneas.
Pero la biodiversidad del suelo está amenazada y es una muy mala noticia porque de ella dependen los principales procesos biogequímicos que hacen posible la vida en la tierra. Perder la biodiversidad del suelo es perder suelo fértil y es una amenaza para la seguridad alimentaria (la cantidad de suelo fértil disminuye a un ritmo alarmante, lo que compromete nuestra capacidad para cultivar alimentos para la población mundial que podría ser de nueve mil millones en 2050).
El suelo es un sumidero de carbono
El suelo es un gran sumidero de CO2, retiene el triple de carbono que la atmósfera y el doble que la vegetación. La clave está en la «materia orgánica del suelo» (MOS): la suma de la materia viva y muerta del suelo que incluye residuos vegetales y microorganismos.